El tren cruza Castilla ligero. Una Castilla en gris y agua sobre la que destaca el verde audaz del cereal despuntando.
Suena Luz Casal... Al gris húmedo de tierra de campos se le suman lagrimas de sal cayendo lentas, haciendo meandros, resistiendose a desbordarse con la brutalidad de la emoción que las invoca.
Nuestro hotel estaba cerrado y en ruina. Se añadió así un eslabón más a la melancolía. No obstante las calles de Madrid aún relataban el eco de nuestras alegrias en ellas depositadas. Las he caminado con la convicción y el ardor de un paladín que tuviera como única misión conservar y cuidar en ellas (y por siempre) tu ADN. ADN en mi, del que tomé por última vez aquel fatídico 15 de Julio en sus 12 horas...
Desde entonces tanto dolor se ha ido destilando, sin prisa, hasta el último resto de sus orujos y me ha graduado capitana de un velero en el que tú vuelves a ser el viento, la brújula hacia las bahías de remanso, consejera y protección si se levantan huracanes...
Y así, con nosotras pero sin ti, vuelvo a tu mar. A la rutina. A la certeza. Vuelvo a contemplar Castilla gris y agua. Pasan campos, chopos, palomares y empiezo a sumergirme en la montaña. La garganta serpenteante de railes me lleva de vuelta allí donde en la mar, tu mar, hija DEEVA, descansas.
-No te olvido
Suena Luz Casal... Al gris húmedo de tierra de campos se le suman lagrimas de sal cayendo lentas, haciendo meandros, resistiendose a desbordarse con la brutalidad de la emoción que las invoca.
Nuestro hotel estaba cerrado y en ruina. Se añadió así un eslabón más a la melancolía. No obstante las calles de Madrid aún relataban el eco de nuestras alegrias en ellas depositadas. Las he caminado con la convicción y el ardor de un paladín que tuviera como única misión conservar y cuidar en ellas (y por siempre) tu ADN. ADN en mi, del que tomé por última vez aquel fatídico 15 de Julio en sus 12 horas...
Desde entonces tanto dolor se ha ido destilando, sin prisa, hasta el último resto de sus orujos y me ha graduado capitana de un velero en el que tú vuelves a ser el viento, la brújula hacia las bahías de remanso, consejera y protección si se levantan huracanes...
Y así, con nosotras pero sin ti, vuelvo a tu mar. A la rutina. A la certeza. Vuelvo a contemplar Castilla gris y agua. Pasan campos, chopos, palomares y empiezo a sumergirme en la montaña. La garganta serpenteante de railes me lleva de vuelta allí donde en la mar, tu mar, hija DEEVA, descansas.
-No te olvido
Precioso resumen para alguien a quien se aprecia, se quiere y se añora, cuánta sensibilidad en tus palabras. Besos a quien corresponda.
ResponderEliminarComo decia Miguel Hernandez: al amor, a la vida, a la muerte...Las tres heridas. Gracias!
ResponderEliminarPot cierto!has sido la visita :!!!6069!!!! tiene su gracia.
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